
A medida que damos la bienvenida a un nuevo año, muchas personas se sienten inspiradas a adoptar nuevos hábitos para mejorar su bienestar. Es posible que ya estemos familiarizadas con ese entusiasmo inicial que nos impulsa a avanzar, pero que a menudo se desvanece con el tiempo, haciéndonos perder la motivación. Te invito a explorar la creación de hábitos desde un enfoque sostenible: con mucha amabilidad y autocompasión, lo que no solo facilita el cambio, sino que también enriquece nuestro camino hacia el crecimiento personal.
En abril de este año, finalmente conseguí establecer una rutina de cuidado de la piel constante, un hábito con el que había luchado durante mucho tiempo. No necesitó productos caros ni un proceso complicado, sino una estrategia sencilla que convirtió mi rutina nocturna en un momento de autocuidado y presencia. ¿Te gustaría saber cómo lo logré? Sigue leyendo para descubrir las técnicas basadas en mindfulness y autocompasión que me ayudaron a tener éxito y cómo puedes aplicarlas a cualquier hábito nuevo que quieras formar.
Entendiendo cómo se forman los hábitos
James Clear, en su popular libro Hábitos Atómicos, enfatiza que los hábitos son el interés compuesto de la mejora personal. Sugiere que las acciones pequeñas y consistentes se acumulan con el tiempo, llevando a transformaciones significativas. Clear introduce el concepto del ”bucle del hábito”, que consiste en una señal, deseo, respuesta y recompensa. Al comprender y diseñar intencionalmente este bucle, podemos cultivar hábitos que se alineen con nuestros objetivos.
Es importante reconocer que el cerebro está diseñado para favorecer las rutinas porque ahorran energía. Formar un nuevo hábito requiere un esfuerzo deliberado al principio, ya que el cerebro aún no ha establecido un patrón confiable. Las primeras etapas a menudo se sienten incómodas o inconvenientes, lo que explica por qué muchos intentos de crear nuevos hábitos, como mi rutina de cuidado de la piel, pueden fracasar. Sin embargo, una vez que un comportamiento se repite lo suficiente, se convierte en una respuesta automática, lo que facilita su mantenimiento. Por eso, empezar poco a poco y celebrar el progreso es tan eficaz: cada pequeño éxito refuerza el bucle del hábito y ayuda a que se mantenga.
Al aplicar la creación de hábitos con este enfoque, nos damos permiso para empezar donde estamos, con pasos realistas y manejables. Ya sea adoptando una rutina de autocuidado, comenzando a escribir en un diario o comprometiéndonos con la meditación diaria, reconocer que la incomodidad es parte del proceso puede ayudarnos a mantener el rumbo. Y cuando tratamos los contratiempos con autocompasión, desarrollamos la resiliencia necesaria para seguir adelante.
Una historia personal: Mi rutina para el cuidado de la piel

A principios de este año, me di cuenta de que era hora de darle a mi rutina de cuidado de la piel la atención que realmente merecía. Para abril, noté cuánto había descuidado mi piel y lo seca que se había vuelto. Como mamá ocupada, emprendedora y estudiante de maestría, era muy fácil dejar el autocuidado en un segundo plano. Pero sabía que era momento de hacer un cambio.
Había intentado establecer este hábito varias veces en el pasado, invirtiendo en cremas de día y noche muy caras, pero nunca logré que se mantuviera. Los productos con poquísimo uso—e incluso algunos sin usar—se encontraban llenándose de polvo en el gabinete del baño, y se convirtieron en recordatorios de intentos fallidos y dinero desperdiciado, lo que me desanimaba a intentarlo de nuevo. Sin embargo, esta vez tomé un enfoque diferente. Decidí empezar con un par de cremas faciales triple B (buenas, bonitas y baratas) para que, si las cosas no funcionaban, al menos no sentiría que estaba “perdiendo” una gran inversión. Al sentir que el riesgo financiero era mínimo, me sentí más dispuesta a intentarlo de nuevo.
Para construir un hábito sostenible, combiné mi rutina de cuidado de la piel al final del día con algo que ya hacía de manera constante: cepillarme los dientes. Cada noche, cepillarme los dientes se convirtió en la señal para seguir cuidando de mi piel. Al principio, lo mantuve muy simple, y a medida que comencé a ver resultados y a disfrutar del placer de cuidarme, me sentí motivada a continuar. Con el tiempo, recompensé mi progreso mejorando gradualmente mi rutina, agregando nuevas cremas, sueros e incluso un rodillo de jade para hacer la experiencia más "lujosa".
Lo que comenzó como un experimento de bajo riesgo se convirtió en un ritual muy especial: un momento de conexión conmigo misma, un tiempo para desacelerar, estar presente y cerrar el día. Me recordó que, incluso en medio de una vida ocupada, siempre hay espacio para nutrirnos y honrarnos a nosotras mismas.
Tú también puedes transformar tu rutina de cuidado de la piel en un ritual consciente. Mientras limpias y nutres tu piel, tómate el tiempo para sentir las texturas y disfrutar de los aromas. Esta práctica puede convertir una simple rutina de cuidado en un momento de conexión y presencia contigo misma, incluso en los días más ocupados. Se trata de desacelerar y cuidarte con intención ✨
Consejos prácticos para crear nuevos hábitos
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El papel del mindfulness y la autocompasión en la creación de hábitos
Emprender nuevos hábitos puede ser todo un desafío, y los contratiempos son una parte natural del proceso. Aquí es donde las prácticas de mindfulness —también conocida como atención plena— y la autocompasión se vuelven muy valiosas. El mindfulness implica estar presentes y completamente involucradas en nuestra experiencia actual con amabilidad, permitiéndonos observar nuestros pensamientos, emociones, sensaciones físicas y comportamientos sin juzgarlos. Al cultivar esta consciencia, podemos identificar mejor los patrones que apoyan o dificultan nuestro progreso y tomar decisiones que estén alineadas con nuestros objetivos y de manera deliberada.
Al mismo tiempo, la autocompasión—tratarte con la misma amabilidad que le ofrecerías a una amiga que enfrenta dificultades similares—te ayuda a navegar los altibajos de la formación de hábitos con mayor resiliencia. La Dra. Kristin Neff, una investigadora destacada en este campo, describe tres componentes esenciales de la autocompasión: la amabilidad hacia una misma, el sentido de humanidad compartida y la atención plena. Al abrazar estos elementos, reconocemos que todas enfrentamos contratiempos y que nuestras imperfecciones son parte de la experiencia humana compartida.
Juntas, la atención plena y la autocompasión crean un entorno que fomenta el cambio de hábitos de manera sostenible. En lugar de criticarnos por los fracasos percibidos, aprendemos a responder con amabilidad y curiosidad. Esta mentalidad no solo mejora nuestro bienestar general, sino que también aumenta la probabilidad de mantener los nuevos hábitos con el tiempo, haciendo que el camino de crecimiento personal sea más compasivo y satisfactorio.
Incorporando prácticas de autocuidado
Integrar rutinas de autocuidado en nuestra vida diaria puede mejorar significativamente nuestro bienestar general. A continuación, te presento algunas sugerencias que puedes considerar. Recuerda que estas ideas están pensadas para inspirarte, no para abrumarte. Siéntete libre de incorporar solo lo que resuene contigo y se adapte a tu estilo de vida.
Duchas frías 🚿 Incluir un toque de agua fría al final de tu ducha puede ser increíblemente refrescante. Desde mediados de agosto he estado experimentando con esto cada mañana, y he notado que me hace sentir más despierta y alerta, especialmente cuando me levanto muy temprano. Incluso una ducha fría muy rápida puede energizar tu cuerpo, elevar tu ánimo y darte un comienzo revitalizante para el día.
Movimiento 💃 Cambiemos el término “ejercicio” por “movimiento”. Al eliminar la presión de los entrenamientos tradicionales, podemos explorar diversas formas de movimiento que se sientan alegres y accesibles. Puedes probar yoga, salir a caminar, bailar en tu sala o experimentar con prácticas como el Qigong o Tai Chi, que ofrecen movimientos suaves y fluidos. Lo importante es encontrar algo que realmente disfrutes, ya que el movimiento regular puede mejorar tu estado de ánimo, aumentar tus niveles de energía y fortalecer tu salud en general.
Lectura 📚 Dedica tiempo a la lectura, ya sea una novela inspiradora, un libro en físico que invite a la reflexión o un e-book. Leer puede ser una experiencia calmante y enriquecedora, nutriendo tu mente y despertando tu creatividad. Incluso si solo lees una página al día, puede convertirse en una parte gratificante de tu rutina. Elige libros que te entusiasmen o inspiren, y déjate transportar a sus mundos.
Escritura en un diario 📝 Reserva unos minutos cada día para reflexionar sobre tus pensamientos, emociones y experiencias. Puedes escribir sobre tu día, procesar tus sentimientos o terminar con una práctica de gratitud. Hacer una lista de cosas por las que estás agradecida puede cambiar tu enfoque hacia lo positivo y promover una sensación de paz y satisfacción. Escribir en un diario puede ser una herramienta poderosa para el autodescubrimiento y el equilibrio emocional.
Meditación 🧘♀️ Estar en silencio y quietud puede parecer retador al principio, pero no tiene que ser complicado. Puedes empezar con solo unos minutos, enfocándote en tu respiración o en un "ancla" al momento presente como la sensación de los pies en el suelo. Si tu mente se distrae, simplemente vuelve a centrarte sin juicio: es parte del proceso. Experimenta con diferentes prácticas, como el escáner corporal o la meditación de la bondad amorosa, para descubrir cuál resuena más contigo. Recuerda que la consistencia es más importante que la duración, así que intenta hacer de la meditación una parte regular de tu rutina. Puedes escuchar mis audios de meditación guiada aquí.
Iniciando el camino
¿Estás pensando en incorporar la meditación en tu rutina diaria para cultivar la atención plena y reducir el estrés? Crear un hábito sostenible suele ser más fácil con la orientación y el apoyo adecuados. Mi curso en línea Mindfulness para el bienestar ofrece una experiencia de ocho semanas que te ayuda a construir constancia mientras te conectas en vivo a través de Zoom con una comunidad de personas afines. Con el curso comenzando en la primera semana de febrero, estarás lista para empezar el nuevo año sintiéndote equilibrada, resiliente y equipada con prácticas de atención plena para afrontar los retos de la vida.
A medida que emprendes tu camino para cultivar nuevos hábitos, recuerda abordar cada paso con mindfulness y autocompasión. Abrazando el proceso, honrando tus avances y sobre todo siendo amable contigo misma. Al fin y al cabo, el camino hacia el crecimiento personal es tan importante como el destino. Si sientes que este es el momento adecuado para priorizar tu bienestar, sería un honor acompañarte en este camino.
Con cariño y presencia,
Pili
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